El apoyo dado por el clero a
Mariano Ospina Rodríguez durante la Guerra civil de 1859 a 1861, el liberalismo
lo convirtió en un problema político y en una oportunidad para debilitar
económicamente a la iglesia y reducir su influencia ideológica. Entre los
antecedentes de este conflicto tenemos: los proyectos para racionalizar la
economía que Tomás Cipriano de Mosquera llevó a cabo y que afectaron los
intereses de la iglesia (eliminación de censos, ataque a la acumulación de
bienes, lanzamiento al mercado de sus bienes, supresión del fuero eclesiástico
y por último se expulsó a los jesuitas).
Por su parte, los bienes
eclesiásticos constituidos por las grandes y pequeñas haciendas, edificios de
conventos, casas en ciudades y en el campo y capitales a censo, denominados
“bienes de las manos muertas”; se liberaron y se colocaron en circulación en
diversas actividades comerciales con el argumento de que gran parte de los
bienes raíces son base sustancial de la riqueza.
Ante la resistencia del clero a
acatar la desamortización, el general Mosquera expidió el Decreto del 5 de
noviembre de 1861 sobre extinción de todas aquellas comunidades religiosas que
no se sometieran a los decretos de “tuición” y “desamortización de bienes de
manos muertas”.
*Fuente: Fasciculo 5 Historia de la Ciencia III Semestre
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