Existió una gran disputa de intereses
regional y central, por construir un Estado Federal o Central. Esta situación
generó guerras civiles, incluida la guerra de los mil días, la cual se llevó a
cabo desde el 17 de octubre de 1899 hasta el 21 de noviembre de 1902, con la
firma del Tratado de Wisconsin.
Los ciudadanos de ese periodo de nuestra
historia se resistían a que fuera el poder central quien tomara la decisión por
ellos. Y por ello, fue la Guerra de los Supremos (1839 – 1842).
Fue configurando un proyecto de Estado
Federal, el cual consistió en apoyar la autonomía de las regiones, mediante la
creación de la Constitución de 1858, llamada la Confederación Granadina. Esta
decisión, dio paso a disputas violentas por el poder y compitieran por el dominio
de cada provincia, formando grupos de autodefensas campesinas.
Con el movimiento de la Regeneración, la
elite colombiana, en cabeza de Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro, crearon la
Constitución Política de 1886, con la cual se dio paso a un Estado central, que
determinaría los destinos de los colombianos y colombianas por más de cien
años, en los aspectos económicos, políticos, sociales, culturales, científico y
tecnológico.
La Constitución Política de 1886, fue un
sistema de gobierno rígidamente centralista y autoritario. Del presidente
dependían todas las autoridades, ejecutivas y administrativas, de los
departamentos nombre que se dio a los antiguos estados y de los municipios.
Rafael Núñez como presidente de la República
de Colombia, creó el Banco Nacional y la elevación de las tarifas aduaneras,
para proteger algunos renglones de la industria (sobre todo artesanal)
nacional, medida con la cual y en forma un poco sorpresiva, abandonó el país su
tradición libre-cambista de más de treinta años.
Se estaba intentando reconstruir un Estado de
carácter central, el cual fuera aceptado por cada uno de los departamentos, y
las tendencias más radicales del partido liberal, a nivel regional, donde fuera
posible la relación entre la iglesia y el Estado, y de esta forma establecer
las normas legales que permitieron el predominio de la religión católica en la
Nación.
Estas dos guerras civiles: la de 1895 y la de
los mil días; se llevaron a cabo durante todo el siglo XIX, fueron desangrando
al país en todas las esferas de la sociedad. Lo que generó en términos humanos,
no solo la pérdida de vidas, sino, desconfianzas entre los grupos socialmente
dirigentes.
*Fuente: Fasciculo 6 Historia de la Ciencia III Semestre
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